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lunes, 2 de junio de 2014

Diógenes

Hoy no vengo a hablaros de la vida, ni de la muerte. Ni  hablaros del tiempo.
Ni os hablare del tinto añejo
Sólo deseo hablaros de la nada, porque después de todo es lo único que queda.
Ni de lo claro ni lo oscuro.
Ni del bien ni del mal,  las definiciones sobran
No habrá víctima ni violador
Ni mendigo ni rico
No habrá verdugo ni juez
Ni manta ni tampoco frío
Ni esclavo ni yugo
Porque al final lo único que sobrevive es la nada
No quedarán cenizas ni fénix volando
Ni crimen ni testigos
No sobrevivirá reloj con manecillas escarlata
Ni condena ni piedad
No habrá luto, ni abrigo, no habrá consuelo y tampoco cielo.
Así que, hoy os hablaré de la nada, siendo esta el único camino hacia la felicidad verdadera.
Si dependes de vuestra salud, tarde o temprano terminarais  enfermo.
Si dependes del dinero, no hay cosa más denigrante para el ser humano que las riquezas
Haciéndote estas el más vulnerable entre los hombres
El poder está en manos de quien lo otorga no de quien lo posee
El que agua bebiere del cazo, volverá a tener sed
La nada significa paz, tranquilidad y la única puerta que conduce a la felicidad. Solamente siendo ajenos a los acontecimientos, encontrándose en un estado de ataraxia
Si nada importa…
¿Qué podría preocuparos?
¿Qué podría lastimaros?
Si nada es lo que importa, nada tiene el poder de dañaros
Los lujos os hacen vulnerable. La salud es sólo un estado y al serlo, es inconstante

Ahora bien, sólo una cosa os pediré, que os apartéis  de mi camino.

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