Una y otra vez nos toca vivir lejos, parece que nuestras
vidas se dibujan en círculos y aunque venimos del mismo lugar nuestros caminos
afirman ser paralelos.
No sé qué responder cuando me preguntan por ti, no me gusta
mentir…sin embargo, lo que sea que en ese momento invente es mucho mejor que la
realidad, de este presente sin ti.
Por reír, por llorar, por jugar, por pensar que éramos
inseparables y nos restaba toda una vida para disfrutar, qué ilusos y qué
tontos. Desperdiciábamos el tiempo con preocupaciones ajenas a nuestra
felicidad. Ahora que no estamos juntos todo retumba en mis oídos, tu voz me
habla. Me pregunto ¿Dónde estarás? Y más allá de donde te encuentras, cómo
estarás, quien te verá sonreír, quien te abraza y quien te da una mano.
Me quede sola y me parece bastante difícil sortear en quien confiar,
cada camino me parece incorrecto sin ti, sin ustedes, sin un nosotros. Se escuchan
muchas voces aquí desde que tú no estás, desde que tuviste que irte. No sé de
quién fue la decisión o si solo el
destino nos dejó a nuestra suerte de poder algún día volver a reencontrarnos.
Qué triste y que desdichado me hace sentir todo esto, claro,
yo sigo viviendo como si nada hubiera pasado, pero cada noche cito tu presencia
a mi lado. ¿Vida? Vida cuando la vivía a tu lado, todas mis memorias y mejores
recuerdos son contigo. Aún recuerdo la primera vez que te vi, tan solo estabas ahí,
reflejando tanta paz, tanto amor, observarte me hizo comprender la simpleza de la vida, que nada era para tanto, que no valía la pena sufrir por pequeños
problemas si podía tener algo tan grande y sublime como tú entre mis brazos.
Vuelvo a escribirte y desear desde aquí que te encuentres bien, y si algún día
nos volvemos a ver, que así tiene que ser, porque siempre nos reencontramos,
puedo prometerte que no te soltaré, tengo tantas cosas que contarte, tantas
enseñanzas para darte.